Nutrir sin cultura de la dieta es hermoso <3.

Karla Josefina Vázquez Rodríguez
27 ene 2023
2 Min. de lectura

Hace ya 3 años que entre crisis profesional, ya no me apasionaba mi carrera. Ver tanta culpa y vergüenza sin yo ser una nutrióloga que regañara o que "restringiera mucho" me hizo cuestionarme si de verdad quería seguir ejerciendo, debe haber algo más me decía.

¡Y sí, si había algo más! Hoy me he vuelto a reconciliar con mi carrera, hoy mi vocación de contribuir a disminuir el sufrimiento humano y ayudar a las personas a conectar con su poder interior, lo puedo lograr a través de una nutrición sin obsesión, o sea sin cultura de a dieta.

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Leer 5 señales de que la cultura de la dieta está afectando tu bienestar.

Te comparto algunas formas de como se una nutrición sin cultura de la dieta:

Implementar cualquier hábito de autocuidado y ser igual de valioso con o sin cambios en la báscula.
Comer verduras porque te apetece y no para compensar el "haber comido de más". Por gusto, placer, nutrición y no compensación /castigo.
Comer fruta sin miedo a sus azúcares o a pasarte de la "porción adecuada".
Ver el hambre emocional (o cualquier patrón con la comida) como una herramienta de autoconocimiento.
Ver el hambre emocional como una forma en la que tu cuerpo/mente te hablan de una necesidad no cubierta y no como algo de lo que te debas avergonzar o que tengas que controlar.
Hacer las paces con tu hambre y dejar de pelearte con ella.
Entendiendo que la diversidad corporal existe y que no todos tenemos que entrar en el mismo patrón.
Comer verduras para nutrirte y no por miedo a engordar.
Aprendiendo que comer suficiente es algo que solo tu cuerpo/mente sabe, no una app.
Entendiendo que conectar con tu hambre te ayuda a confiar en ti en otras áreas de tu vida.
Dejar de pensar que "pecas" cuando comes algo que te genera placer.
Comer ensalada porque te apetece y no porque "tienes que".
Dejar de pelear con tu cuerpo y volverlo un aliado (porque él siempre ha estado de tu lado).
Ver la comida como una forma de nutrirte social y culturalmente, no solo corporalmente.
Entender que salud no es un peso.
Prevenir y sanar trastornos de la conducta alimentaria.
Dejar de pesar que puedo saber la salud de alguien con solo ver su peso.
Nutrirte y alimentarte sin dogmas u obsesión.
Entendiendo que siempre tienes derecho a comer y que no necesitas ganarte la comida.
Alimentándote de forma que no descuides otras áreas de tu vida.
Quitando del plato ingredientes como miedo, culpa o vergüenza.

Si quieres comenzar a nutrirte desde el amor y no desde el miedo, si dentro de tu escala de valores importantes está la confianza y la libertad, te invito a buscar profesionales de salud que trabajen bajo enfoque no centrados en el peso, alimentación consciente e intuitiva. Recuerda que ahí donde se sienta bien, ahí es.